domingo, 31 de mayo de 2009

Relatos TOCados


Sensaciones de un paciente con TOC

Las piedras asesinas

Cualquier tipo de locura, tiene unas particularidades e individualidades infinitas, ja que no solo los pensamientos de uno mismo pueden convertirse en la peor pesadilla inimaginable, sobretodo estando dormidos o casi. Intenten imaginarse, por ejemplo, como se sentirían de encontrarse con el animal, objeto o “demonio” o “Muerto” (por no decir cualquier otra cosa) que más temen y que no pudiesen apartar ese miedo de su mente, esa sensación vertiginosa de haberse encontrado con algo que les representa un peligro exponencial o duplicativo.
Con todo ello dicho, tan solo comentarles que el peor enemigo y la batalla más ardua, no es contra aquello desconocido sino a lo que ya conocemos dentro de nosotros mismos. Curioso, no?

Pues bien, como el mismo título del cuento pregona, no vamos a hablar de unas simples piedras, muertas, secas y sin más; pues como el que tiene miedo a las serpientes, no estas simplemente son reptiles. Así como las serpientes hacen que a uno se le enganche el miedo, aún no la serpiente directamente al cuello, las piedras para mi representaban un escenario de muchas otras catástrofes que se iban multiplicando por si mismas por esa misma sensación casi inexplicable de miedo. Primero pensé en la bicicleta que podía toparse con una de ellas y como podía, al pasar alguien por encima, caer y matarse. Mi sensación, pues y continuando en el hilo, no era el de una simple piedra, ya que si esta no era apartada del camino, esta llevaría a cabo su propósito de multiplicarse en mil y una escenas o imágenes diferentes, desde donde cada una de ellas, llevaría a cabo su mortal fin. Todo en mi cabeza, claro, pero yo era la responsable de ello y sabía, que si no iba apartándolas de ese condenado camino y de mi mente, finalmente, alguien tarde o temprano sucumbiría a ellas.

Os podéis imaginar el poder evitar una muerte innecesaria, no iríais vosotros también, a quitar un obstáculo con el que seguro tropezaría un ciego?. Cada vez estoy más convencido que no hay peor ciego que el que no quiere ver, y solo ese era yo…y también la piedra, la bicicleta, el coche, el caminante...
La muerte me acechaba, pero seguro, seguro, que esa sólo tenía un nombre y ese era, "El miedo", el irracional miedo.

Per servidora...